Hace dos semanas estuve yendo en autobús a la Casa Encendida durante toda una semana. En ese lapso de tiempo cogí la línea 36 de bus 10 veces. Tuve la oportunidad de conocer a 7 conductores de bus diferentes y todos tenían ese brillo en la mirada que tiene un mensaje muy claro: "Si pudiera os despeñaba a todos por un terraplén cabrones"
Curiosamente, este espécimen se vuelve amable cuando se encuentra con otro autobús de su misma línea que sigue el recorrido a la inversa. Le da las luces largas, le saluda o incluso paran sus respectivos buses en medio de la carretera para conversar, sin importar que haya tráfico o no.

Una vez, iba en la línea de búhos que une Fuenlabrada con Aluche, la 803, y el conductor, jaleado por unos jóvenes borrachos, que como todos, se sientan en la parte de atrás, tomaba las curvas sin frenar, casi derrapando, mientras sonreía y les miraba por el retrovisor interior con una cara que parecía decir "¿A que molo?"
¿Qué a quién prefiero? Esta claro, ¿no? Al amargado, ¿Creeis que me iba a fiar yo de un puto borracho?
Pues yo prefiero a los otros, al más puro estilo Parriano de conducción.
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