miércoles, 13 de junio de 2012

Qué vida más puta: La vida del estudiante

Nuestro primer testimonio es de un estudiante de ingenieria, sin lugar a dudas, los estudiantes españoles más puteados de la historia de la universidad.

Es un testimonio muy duro, escalofriante porque no decirlo. Quizá sea un poco arriesgado, pero es necesario aportar un dato más a este testimonio: el alumno es de la URJC. La crueldad de los profesores se demuestra en estas líneas cargadas de frustración y risas.


Hace unos días comencé mi periplo por los exámenes finales, o lo que es lo mismo, la putada de sufrir prácticas y exámenes, y tener que elegir qué haces y por tanto, suspender inevitablemente la mitad de las asignaturas. Y pensaréis, bueno eso nos pasa a todos, las otras se aprueban y fuera. Pues si, eso pensaba, pero no contaba con el factor “Burns” de algunos profesores. ¿Por qué Burns? Aquí viene la historia de un suspenso anunciado.
Yo estaba haciendo mi examen de Ingeniería del Software (coñazo de asignatura, de éstas que piensas y te replanteas seguir con el Grado) y se me ocurrió la maravillosa idea de preguntar a mi profesor, alías “gordo seboso”, que si mi modelado estaba bien. Él con una sonrisa maligna y regodeándose por dentro, me dijo que no, que era de otra manera, y yo como un gilipollas lo cambié. ¿Problema de esto? Que lo que él me dijo estaba mal y por tanto, perdí 3 puntos del examen. A todo esto, y sin yo darme cuenta, él se iba hacia su mesa riéndose y haciendo gestos estilo Señor Burns y su dicho: “Excelente”.
Al salir del examen y darme cuenta del error, pensé: “¿por qué habrá sido tan cabrón?” Vale, creo que después de meditar tengo respuesta para esto. El año pasado no pasaba por su clase casi, y cuando iba me dedicaba a tocar las pelotas y vacilar. Lo hice porque pensaba que nunca le volvería a ver, pero craso error. Su venganza ha sido al más puro estilo “El Padrino”, no habrá disparado balas, pero indirectas estilo “aquí mando yo”, “ten cuidadito conmigo o no apruebas en tu puta vida” y “no te vas a librar de mí hasta  verte trabajando en el Mercadona” le han sobrado.  Lo más jodido de todo esto, es que esto ha sido solo el primer asalto, en cuanto cuelguen las notas, me tocará ir a su despacho a pedir clemencia y un cinco raspado, que tampoco es tanto, ¿no? Mientras espero, solo puedo imaginármele de esta manera cuando entre en su despacho...

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