jueves, 2 de agosto de 2012

QVMP: La vida de un extraterrestre

No tengo palabras. Simplemente gracias a la persona que lo ha escrito, sea quién sea.

Mis amigos me llaman extraterrestre. Creen que estoy loco, que no soy de este mundo, que he nacido para vivir en otro época. Tengo que reconocerles que no soy como los demás jóvenes, pero... ¿eso es necesariamente malo? Soy tradicional. Me gusta la familia, los toros y la tranquilidad. Y ya que esto es anónimo me atrevo a decir algo que no le digo a mis amigos por miedo a que me juzguen. Todas las elecciones he votado a La Falange.

Hace un par de años estuve saliendo con una mujer de 40 años, yo tenía 22 años en ese momento, y ella me daba todo lo que las niñatas de mi edad no me podían dar. Ella, además, tenía dos hijos de una relación anterior, por lo que mi deseo de tener una familia estaba satisfecho. No está bien que yo lo diga, pero los niños me adoraban, suplía con creces el papel que su padre no supo cumplir.

Pase 3 meses de ensueño con ella. Pero ella no pensaba lo mismo. Un día llegué del trabajo, y ella me estaba esperando en el salón completamente a oscuras. En realidad cuando ella me habló, yo me sobresalté, ni siquiera la había visto. Su cara era una mezcla de tristeza y alivio. Lo que me dijo lo tengo tan grabado en mi interior a fuego que lo puedo reproducir de forma textual y lo reproduciré el resto de mis días.


"X, quiero que te marches, no puedo aguantar más. Tengo 40 años y necesito un poco más de vida. He salido de un divorcio y lo último que quiero es otro matrimonio. Pensé que salir con un chico de tu edad me devolvería las ganas de vivir, pero la verdad, sé que es duro, pero me las estás quitando"

Desde ese día, yo no soy yo. Decidí camuflarme y ser lo que la sociedad espera de un hombre de 24 años. No me gusta, lo paso mal, pero sé que algún día pasarán estos horribles años y podré realizar mi sueño de tener una familia. Hasta entonces me emborracharé, derrocharé mi dinero en ropa de moda y dispositivos electrónicos que no tienen ningún uso y me acostaré con mujeres de las que no sabré ni siquiera el apellido.

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